Capricornio es un signo profundamente instintivo a la par que racional, ello ocurre no solo en la complejidad de su mundo interior, y en su dualidad de personalidades y sentimientos encontrados que puede sentir; también ocurre en cuestiones eminentemente sentimentales como el amor y en aquellas otras más instintivas como en el sexo.
Capricornio es un signo hondamente erótico. Es un excepcional amante que, una vez se deja llevar por el deseo y la lujuria, puede ser un incansable amante (bien sea hombre o mujer), que no decepcionará en ninguna faceta de las relaciones personales.
Se podría decir que cuando el deseo anula el entendimiento y la razón de un Capricornio, se apodera de éste la parte más animal y sensitiva. Gracias a ello, un Capricornio, en el sexo puede transportarnos lejos y hacernos experimentar sensaciones poco comunes.
Como amante, se puede hablar de una gran fogosidad al comienzo. Muchos inicios de relaciones duraderas, para los Capricornio, pueden estar basadas en el contacto carnal, en el sexo como una vía de conocimiento del uno en el otro.
En cuanto al amor, un Capricornio, como acabamos de decir, no concibe amor si sexo, aunque quizá si puede entender sexo sin amor, ya que su naturaleza de sátiro y la energía que transmite el sol en esta casa puede arrebatar todo vestigio de racionalidad o pensamiento cabal.
Pese a todo lo que hemos comentado, los Capricornio son excelentes cónyuges, ya sea hombre o mujer, suponen un claro ejemplo de amor, confianza, entrega y fidelidad hacia su pareja.
Es precisamente en este punto, en la maduración personal del Capricornio, cuando la razón asume el poder y viene a desterrar todo aquel instinto arrebatador de la personalidad de Capricornio.
Capricornio en el amor y el sexo
En este caso, lo racional, la parte más cabal y coherente se alía con el corazón para guardar ese equilibrio y esa fidelidad para con su pareja. Es por lo tanto, dentro de su matrimonio, un ser leal, afable y entregado a su hogar, si bien la lucha contra lo instintivo en determinados momentos, le puede ser pesada y hasta peligrosa; siempre en estos casos para un Capricornio, podrá más el amor y el compromiso que la tentación que emerge de su interior y el deseo que aflora de su pecho.
Como puede verse, la dualidad en este signo se mantiene y se perpetua en distintos estadios vitales: en el amor, en el trabajo, en momentos sociales y de interacción social, un Capricornio siempre sorprenderá y fascinará al mismo tiempo que podrá y sabrá provocar un deseo o una honda y poco comedida turbación, en muchos casos.
Capricornio es, por lo tanto, un amante innato con el que se debe tener cuidado, si no queremos caer en sus redes. La parte más racional de este tipo de personalidades puede saber atemperar aquello más innoble y primario hasta el momento preciso. El dominio de la razón sobre el instinto es una salvaguarda para todo aquel que convive con un Capricornio, incluso para él mismo puede ser una necesaria salvación de su vida y sus costumbres.
Como padre de familia, un Capricornio se compromete a la responsabilidad, al cuidado y al respeto de sus vástagos. Son padres excepcionales, capaces de iluminar y educar a la perfección a sus hijos.
En el hogar son colaborativos, educados e inteligentes. Su parte más racional puede iluminar e ilustrar, no solo a sus amigos o a sus compañeros de trabajo, sino que también a su propio núcleo familiar.