Como ya hemos dicho el corazón del león es duro, difícil de conquistar y lo guarda muy en lo profundo de su ser. Es, además, un signo que debe llevar la iniciativa en el juego de la conquista (o al menos creer que es así).
Pese a todo, leo es un signo noble, con un gran sentido familiar y capaz de ser perfecto amante y cónyuge. Es un signo, en esencia fiel y apegado a costumbres y formas de vida hogareñas y en familia. Por lo tanto el esfuerzo de una conquista bien habrá merecido la pena, en el caso de un hombre o una mujer leo.
Si anhelas conseguir el corazón de un leo, en adelante te vamos a aportar una serie de datos interesantes que te pueden llevar en tan complicada conquista. En todo caso, no debemos pensar en la dificultad del camino, sino en el posible resultado. Como todas las cosas, el amor, cuanto más difícil y esquivo es de conseguir, más, mucho más habrá merecido la pena.
Un leo, como ya hemos dicho, es una persona que tiende a proyectar su energía en todo su entorno, bien sea el familiar o el laboral. Hemos de tener en cuenta que factores como su temperamento, su obstinación o su arrogancia, son elementos externos de su personalidad.
En realidad, un leo es, también, una persona dulce, entregada, fiel y poderosa en su fuerza psíquica y espiritual. Estos factores son elementos que un leo, en la mayoría de las veces guarda tras la coraza forjada con el tiempo y la vida.
Conocer a un leo por dentro es alcanzar la esencia de la persona perfecta, del marido perfecto y del amor en su más alta cumbre. Pero para ello, debemos sortear la tormenta de su genio, de su mal entendida arrogancia, a veces y debemos dejar que sea él quien lleve el proceso de conquista, o al menos hacerle creer que así es.
Se impone, más que nunca, el diseño de una estrategia. Los leo son personalidades cultas, inteligentes y muy racionales. Tienen la capacidad de supeditar, en la mayoría de los casos, el amor a la razón. Ello puede ser una ventaja para nosotros. Debemos tener temas en común con un leo. Arte, literatura, deportes, ciencia…
Cómo doblegar el corazón de un Leo
Lo esencial es buscar puntos en común con él y desarrollar una serie de afinidades. Leo, ya lo hemos señalado, es una personalidad observadora, detallista e inteligente. Una vez vayamos profundizando en la amistad, en los temas o en la relación iremos descubriendo una persona muy distinta a la que la figura del terrible león representa.
Leo, ya hemos dicho, requiere y necesita llevar la iniciativa en todas las facetas de la vida. Es por ello que debemos dejar que sea él quien proponga, si bien, será esencial hacerle entender, desde el comienzo, que una relación es cosa de dos, no de uno.
Debemos aprovechar otras cualidades para conseguir nuestros objetivos: su generosidad, su bondad, su lealtad o su moral son cuestiones que podemos y debemos tener en cuenta a la hora de plantear y desarrollar nuestra estrategia de amor.
Por regla general, un leo asumirá con agrado pasear, viajar, visitar museos o acudir al cine o al teatro. Son cuestiones que debes sopesar según se le va conociendo, cuál de todas es la más efectiva para doblegar su salvaje, pero humano, corazón.
Una vez comprenda que somos compatibles al cien por cien, leo admitirá en su corazón la posibilidad de algo más con nosotros. Bien sea una mujer leo o un hombre leo, el comienzo del verdadero amor será precisamente con el interés que logremos despertar en el o en ella a través de nuestros gustos y nuestras coincidencias.
Repito, una vez seamos un minúsculo puntito de curiosidad o esperanza en su corazón, en muy poco tiempo pasaremos a ocupar su pecho entero, sus pensamientos enteros y hasta su alma entera.
Es verdad, al león le cuesta entregar su corazón salvaje, domesticarlo y ponerlo en manos de otra persona; sin embargo, una vez lo hace, será de manera total, sincera y entregada. Podríamos identificar el corazón rendido del bravo león con el siguiente fragmento del autor mexicano Juan Rulfo:
“Yo pondría mi corazón entre tus manos sin que él se rebelara.
No tendría ni así de miedo, porque sabría quién lo tomaba.
Y un corazón que sbe y que presiente cual es la mano amiga,
Manejada por otro corazón, no teme nada”
Carta de J. Rulfo a Clara Aparicio